El desperdicio alimentario es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad actualmente, igual que el cambio climático, con el que está estrechamente relacionado. Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, un tercio de los alimentos acaban en la basura.
De hecho, si lo acotamos a nuestro territorio, los hogares Baleares desperdician más de 64 millones de kilos de comida cada año. Una cifra completamente insostenible.
Pero el despilfarro alimentario no se produce solo en los hogares, en las familias, sino que toda la cadena productiva lo sufre, desde el campo, hasta los restaurantes, las cocinas de los hogares y los propios supermercados.
En nuestro caso, en el sector primario, tenemos pérdidas alimentarias porque las cadenas y tiendas que nos compran frutas y verduras exigen unos cánones estéticos para poder comercializar esos productos. Esto provoca que haya una parte de las cosechas que es perfectamente comestible, pero no podemos sacarle provecho.
El papel de las ONG contra el desperdicio
En vista de esta situación, decidimos comenzar a colaborar con ONGs como Hope For Mallorca y Paella Solidaria. Hace solo unos días recibimos la visita de varios voluntarios de la primera, que se pusieron manos a la obra y recogieron frutas y verduras de nuestros campos que no cumplen con los requisitos que exige el mercado, pero son totalmente comestibles.
Según los datos recopilados en el año 2017, los primeros alimentos que acaban en la basura son las frutas (32%) y las verduras (14%).
Por ese motivo es tan importante que, por una parte, estemos más atentos a aquello que compramos; y por otra, lo utilicemos en la cocina, sabiendo que la estética a veces nos engaña y podemos aprovechar los productos. Así contribuiremos a reducir el desperdicio alimentario.
Consumo responsable, local y sostenible
Si sumamos toda la comida que se tira en España cada año, vemos una cifra que debería preocuparnos, de 7,7 millones de toneladas. Con esta cantidad de alimentos se podría abastecer a muchas personas que pasan hambre. Por eso debemos ser conscientes de la suerte que tenemos y aprovechar absolutamente todo aquello compramos, a través de un consumo responsable, local y sostenible.
Además, las ONGs con las que colaboramos están en busca de voluntarios para recoger alimentos para los que no están pasando un buen momento en esta crisis, así que si quieres echar una mano, no dudes en escribirles.